Desde el primer momento en que subas al minibús, comenzarás un viaje que va mucho más allá de recorrer kilómetros: es una inmersión en el alma de Gran Canaria. La primera parada nos lleva a una plantación de aloe vera en El Goro, donde el verde vibrante de las plantas y el aroma de la tierra fresca nos conectarán con la naturaleza más pura.

Desde allí, el camino asciende hasta el cráter de Los Marteles, un coloso silencioso que nos recuerda la fuerza antigua que formó esta isla mágica. Seguimos subiendo hasta alcanzar el techo de Gran Canaria, el Pico de las Nieves, donde el aire es más limpio, las vistas más infinitas y el silencio más profundo.

El hambre de aventura dará paso al hambre de verdad en Ayacata, un rincón perdido entre montañas donde podrás sentarte a comer a tu ritmo, disfrutando de los sabores auténticos de la isla (comida no incluida ).

Con el cuerpo y el alma recargados, nos dirigiremos a la Cruz de San Antonio, donde la historia y las tradiciones locales todavía susurran con el viento. Para terminar, llegaremos a El Mulato, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, ideal para mirar alrededor, respirar hondo y guardar en la memoria el último instante de una jornada hecha de paisajes, emociones y momentos que querrás revivir una y otra vez.